Todavía inédito
Estoy a la espera de que algún editor o editora tenga a bien decirme si este proyecto tiene posibilidades de convertirse en un libro de interés para los jóvenes. Ya conocen por una entrada anterior de qué va. Y este puede ser un comienzo de la segunda parte de la historia literaria juvenil que sigo creando:
Segunda parte
No sé si os lo había comentado, pero la mejor nota del curso pasado la saqué en Literatura. En este curso 2013-2014, que será el de primera titulación, también aspiro a obtener buenos frutos. Y comienzo muy animada.
Ya me he enterado. Mi curiosidad me llevó a saber antes que nadie que Ángel, el profesor que me explicaba en 3º todos los temas literarios de los que os he hablado en las páginas anteriores, dará clase a mi grupo de nuevo.
Ángel ya tiene 59 años y ha cambiado muy poco en su aspecto. Unos cuantos kilos de más sí tiene. Consecuencias del descanso veraniego, supongo. Más canas también se le notan en su casero corte de pelo, esto lo sé porque él mismo nos lo ha dicho: una vez al mes una máquina de rapar en manos de sus hijos hace la faena.
En el grupo de 4º de este curso somos más de 30 alumnos. Hay algunos nombres nuevos: Raquel, Natalia, Javier, Ernesto… Espero hacer buenas migas con todos, ya sabéis que soy una chica con los quince años recién cumplidos y muy sociable.
Historias románticas
Lo que voy a contar nos sucedió allá por octubre del 2013. Nos tocaba el primer tema de Literatura de este nuevo curso. El tema era el Romanticismo de la primera mitad del siglo XIX. Un siglo repleto de acontecimientos históricos, sociales, culturales y literarios.
Me permito abrir un paréntesis. La Historia me gusta tanto como la Literatura. Por eso, me encantó la referencia que hizo Ángel a todos los detalles de la historia que, sin duda, influyeron en las producciones literarias de los autores románticos. La profesora de Historia, que nos dio Sociales el curso pasado, Olga, también nos los explica muy bien.
Gracias a mis profesores, yo sé, por ejemplo, que a principios de siglo se produjo la guerra de la Independencia (1808), que en 1812 se promulgó la Pepa, la primera Constitución Española en Cádiz, y sé también que hasta 1833 reinó Fernando VII, padre de la futura reina Isabel II. Fue una época de enfrentamientos entre los defensores del poder absoluto de los reyes y los partidarios de la soberanía nacional, es decir, entre absolutistas y liberales. Y todavía sé más pero ahora no me acuerdo.
Cierro paréntesis y sigo.
Lo primero que hizo el profesor cuando ya todos estábamos sentados y preparados para comenzar la sesión de primera hora de la mañana fue saludar y pulsar el play del archivo de audio que nos tenía preparado.
Y escuchamos esto:
Con diez cañones por banda
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín:
bajel pirata que llaman
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
Era un poema muy conocido. Me fijé que había algo que se repetía varias veces:
Que es mi barco, mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
¿Por qué nos puso Ángel este poema? Era obvio que quería llamar nuestra atención. Pero tenía varios objetivos. A saber cuáles.
El profesor nos comentó al terminar la audición que el autor se llamaba José de Espronceda, que era extremeño y que había escrito, entre otras, esta obra titulada “Canción del pirata”. Extremeño de Almendralejo (Badajoz), la ciudad del Romanticismo como la llaman algunos, al sur de Mérida. Fue el momento en el salió el extremeño que Ángel lleva dentro y nos recordó que él era de un pueblo de Cáceres llamado Tejeda de Tiétar. Allí vino al mundo en el año 1954.
